“Mi
proceso creativo: El árbol de la vida”
Realizado
por Cristina López Monje
El proceso creativo comenzó con las palabras
“Infancia”, “arte” y “juego”. A partir de ellas, y utilizándolas como
inspiración, debíamos pensar en todo lo que se nos ocurriera y que estuviese
relacionado con ellas. Entre las nuevas palabras que surgieron en el grupo
fueron: creatividad, diversión, dibujo, colores, cooperación…
Con todas estas palabras, debíamos componer, de manera
individual, un dibujo, el cual luego nos serviría para el siguiente paso, la
escultura. En este dibujo no se debía utilizar goma de borrar, por lo que solo
teníamos el blog de dibujo y el lápiz. En él se podía plasmar diversas formas,
tamaños, intensidad de color, grosor, sombras… La única condición para dibujar,
además de la mencionada anteriormente, era que todo el dibujo estuviese
compuesto mediante letras.
Para mi dibujo he utilizado el cuaderno Canson Guarro
Basik, el cual tiene un papel blanco un tacto poroso, es decir, no es
totalmente liso al tacto, y además, es satinado, lo cual proporciona un acabado
final más firme. Dicho papel es un A4+ de 23x32,5 cm y 130g/m2. El lápiz
utilizado es de la marca STAEDTLER, concretamente un 2B 0.
Con todas las palabras se me ocurrió hacer un árbol,
porque pensé que las primeras palabras (infancia, arte y juego) podían ser el
tronco, la base dónde se sustentan las demás. El resto de las palabras
representan las hojas porque, al igual que el árbol crece, pueden surgir nuevas
palabras que estén relacionadas con las primeras.
Por esta razón, además, empecé a dibujar el tronco de
mayor intensidad a menor intensidad, con la idea de representar con más fuerza
la parte más baja del árbol, las raíces. De estas raíces (infancia, arte y
juego) emanarían el resto de palabras, las cuales también he dibujado con
diferentes tonos (de más a menos), con la misma idea, representar la evolución
y vida del árbol, a medida que este crece, las palabras se difuminan ya que
pueden aparecer otras nuevas.
Una vez realizada la composición, empezamos a buscar
artistas, tanto conocidos como desconocidos, que fuesen pintores, escultores o
arquitectos. Sus obras tenían algo en común, todas estaban compuestas por
letras. En las esculturas, todas ellas debían tener partes macizas y partes
vacías. Luego las nuestras, también debían ser de esta forma.
Entre las pinturas destaqué a León Ferrari y sus obras
“Written Painting” y “Letter to a general” y los caligramas de Elisa Salas y
Guillaume Apollinaire (“Lettre-Océan”).

En cuanto a las esculturas, escogí “El alma del Ebro” y “Glückauf” de Jaume Plensa, “Love” de Robert Indiana, y “El poema de San Juan” de Beatriz Díaz Ceballos.
Durante las clases, íbamos saliendo a exponer un poco
las obras que íbamos escogiendo. De esta forma, los compañeros podían ver otras
obras que no habían visto antes, lo cual permite que, entre todos, veamos un
número mayor de obras y las demos a conocer entre unos y otros.
Tras la búsqueda y recogida de información, me dispuse
a elaborar mi propia escultura, aunque antes, era necesario recoger todas las
ideas en un boceto.
En él, dejé constancia de qué iba a componer cada
parte, pero luego hice algunas modificaciones, por ejemplo, al principio mi
escultura solo iba a tener un vacío, y luego decidí que tendría varios, ya que
esto le daría más juego a la hora de trabajar con las luces y las sombras.
Por otro lado, también añadí finalmente unas ramas y
un columpio, con el objetivo de representar la infancia y el juego.
El principal material utilizado es el
cartón. Mi escultura está compuesta por un tronco grueso, que tiene distintos
vacíos y a través del cual se puede ver el interior de la escultura. La parte de
arriba esta compuesta por fotocopias de mi dibujo, las cuales he ido arrugando
y modelando para darle la forma deseada.
Es importante destacar que durante
todo el proceso creativo hemos estado escuchando la canción de Billie Eillish
“I dont wanna be you anymore”, la cual nos ha servido de inspiración en todo
momento. Por esta razón, he querido dejar constancia de ello y he forrado las
raíces del árbol con su letra, ya que como inspiración para mi escultura, creo
que lo que mejor lo representa son las raíces de la misma.
La escultura en sí representa el
arte, pero el árbol en concreto, representa la vida y el columpio, como he
dicho anteriormente, representa la infancia y el juego. Todo en su conjunto
significa que tanto la infancia, el juego y el arte son pilares fundamentales
en la vida y debemos tenerlos en cuenta como docentes, ya que el juego se
convierte en la principal fuente de aprendizaje de los niños, la creatividad y
arte deben estar presentes porqué harán que los niños den cabida a su
imaginación y sean únicos, haciendo las cosas a su manera y como ellos quieran,
y por último, está la infancia. No debemos olvidarnos de que son niños, que a
estas edades lo más importante es disfrutar y aprender divirtiéndonos, por lo
que debemos respetar los ritmos de aprendizaje y características y
peculiaridades de cada uno.
Por último, hicimos una exposición en clase en la que
cada grupo preparó su mesa y sus esculturas. Cada una de ellas contaba con
fotos de sus sombras y con una cartela, en la cual se podía ver el nombre de la
obra, el autor, los materiales utilizados y la fecha de la creación. Además,
cada grupo añadió luces a sus mesas, ya que la clase estaba poco iluminada, con
el fin de apreciar mejor las obras con las luces artificiales nuestras.

Finalmente, mi grupo preparó la canción “I dont wanna be you anymore” para tocarla y cantarla, con el objetivo de que la exposición
estuviese acompañada de una actividad algo diferente para todos. Esta creó un
clima agradable entre los compañeros, y al terminar, todo estábamos tan a gusto
que se siguió cantando hasta terminar la exposición.
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